Eran 6, hermanos supuestamente, de una misma camada. Eran 3 hembras y 3 machos: Tara (ahora Mía), Taylor, Bimba, Milú, Rony y Lola.
El seguimiento nos hizo ver, sin embargo, que Tara y Taylor, no corrieron la misma suerte que pensamos en un principio, al formalizarse la adopción conjunta.
Vimos que la idoneidad en el cuidado de éstos perros, el cariño y respeto por los mismos, se alejaba con creces de lo que nosotros entendíamos como tal.
Su cesión no fue difícil y gracias a Eva encontraron la estabilidad y la sociabilización que les faltó durante estos casi 7 meses, recuperando afectos olvidados, tranquilidad, amor, costumbres…, siendo su casa de acogida hasta encontrar sus casas respectivas definitivas.
Mía y Taylor, gracias a la implicación de muchas personas, lograron una segunda oportunidad en toda regla.
Ahora están en hogares donde son el rey y la reina de las familias que los han adoptado.
Estos peludos dulces, extremadamente cariñosos e inteligentes, aunque fueron adoptados por familias distintas, se ven a menudo gracias al buen hacer y propósito de sus mamis.
Nosotros estamos felices de finales como este, porque su felicidad y estabilidad es la nuestra.
