En muchas ocasiones nos llegan llamamientos de personas que deciden rescatar un animal y luego, tras salvarlo, no saben qué hacer y pretenden pasarle el «problema» a otros.
Su inseguridad o agobio les lleva a llamar a asociaciones como la nuestra, que se sustenta de eventos, actividades y donativos privados, que no tienen un espacio físico para hacerse cargo de dicho animal, que trabajamos con presupuestos muy ajustados de cada caso, pretendiendo que nosotros demos salida a su problema o resolvamos su responsabilidad.
Debes saber y tener muy claro que si ves un animal abandonado y decides ayudarlo, dando paso al rescate, ese animal pasa a ser de tu responsabilidad y, máxime, si no tiene chip que lo identifique.
Lo único que pueden hacer las personas que encuentran un animal perdido o abandonado es llamar en ese instante al 112 o 062 para informar de la situación y para preguntar si el municipio donde han encontrado al animal tiene acuerdos o colabora con algún albergue o protectora. Si es así, la policía local es quién debe hacerse cargo y trasladar al animal al lugar apropiado.
Pero si esto no existe, si no hay ningún convenio municipal y la Policía Local escurre el bulto (cosa que sucede en ocasiones), el animal pasa a ser responsabilidad de quién lo rescata y no podemos pretender que refugios, protectoras, etc, sean los responsables de la falta de responsabilidad de otra persona, que una vez que rescata al animal exige soluciones a terceros (cuando no son fáciles encontrarlas).
Las asociaciones estamos desbordadas de casos de abandono, muchas están en números rojos y no tienen mucho margen de actuación. Es triste, pero es la realidad y no debemos hacer oídos sordos a la problemática.
Es cierto que la ley debe cambiar, pero ya sabemos que estos temas van despacio y dependen de políticos, muchos de los cuales desconocen la realidad que se vive con estos temas o, simplemente, son insensibles a estos problemas. Por tanto, la ciudadanía debe hacerse responsable de casos como estos, entre todos debemos manejar la situación lo mejor posible en tanto en cuanto los políticos van a su ritmo.
No obstante, y volviendo al tema de este artículo, si por lo que fuera o fuese una asociación decide ayudarte con un animal al que has rescatado porque puede o tiene los recursos, lo suyo no es desaparecer y que el animal pase a ser del que nos tiende la mano. Tú, como rescatador, debes implicarte en la medida de tus posibilidades, por simple ética moral y por el bien del animal al que has rescatado.
Esto no significa que debas quedarte con cada animal que rescatas, evidentemente no se busca eso, pero si que te impliques a la par de la asociación que te está ayudando en la búsqueda de una segunda oportunidad para el animal contribuyendo con lo necesario en los inicios mientras se trabaja para buscar una solución.
Con un protocolo adecuado y una difusión exhaustiva del animal en muchas ocasiones se consiguen resultados a los pocos días o semanas, aunque no sea un resultado definitivo, pero se encuentra un alojamiento en casa de acogida o en algún lugar donde puedan atender al animal en condiciones y sin agobios.
Debes crear conciencia entre tus congéneres y saber que el rescate de un animal no es algo baladí, no hablamos de un objeto o cosa, hablamos de un ser vivo que siente y padece. Ponte en su lugar y piensa qué te gustaría que hicieran contigo si te recogen de la calle después de haber sido abandonado o repudiado por los tuyos.